10 de abril de 2015

SOBERANÍA ALIMENTARIA


En un mercado cada vez más global, se pierden las distancias entre el lugar de producción y el destino final , y también la estacionalidad entre los ciclos de producción entre hemisferios.
Prolongar período de vida de las hortalizas procesadas significa que el transporte físico no sea un problema, puede ser más barato que el trabajo intensivo de cultivar y procesar en un otro país, y después importar, a pesar de los costes de transporte y los derechos de importación.
En el otro lado, los cambios de estilo de vida durante los últimos tiempos, de más comodidad, salud y experiencia se convierten en sus prioridades de compra, los consumidores piden productos con más servicios y atributos ( a veces intangible) como eligir hortalizas frescas, más sabor y fácil de preparar, contribuyen a que rebaje la proporción del valor del producto agrícola sobre el precio final.
En el medio de la cadena de valor del suministro hay la gran distribución, y el productor o agricultor se queda en el último plano. La desigualdad de fuerzas es evidente.
Un ejemplo es el valor de un pimiento que se paga al productor a 0.14 €/kilo y tres días después, el tiempo necesario para llegar el mercado, este mismo pimiento en una cadena de supermercado de una gran ciudad tenga un PVP a 2.73 €/kilo. Casi 20 veces más por el mismo pimiento!.

La estructura de costes de la cadena de suministro se muestra en el siguiente gráfico, el beneficio que el productor del producto recibe es una porción aproximadamente (~ 10%) del coste que paga el consumidor.


Fuente: Harvesting the sun aprofile of world horticulture, The International Society for Horticultural Science (ISHS), Febrero 2012.

Las desigualdades en la capacidad de reacción de los productores muestra una realidad muy severa. En una exposición en los jardines del Palau Robert de Barcelona, el septiembre del 2013, muestra como en Catalunya en los últimos 50 años perdió 500.000 hectáreas de cultivo cuando, en realidad, debido el aumento de la población necesitaría cultivar 1.490.000 hectáreas más. Entre 2007 y 2011 han desaparecido 4.286 explotaciones agrarias, equivale decir 3 explotaciones menos cada día. En el mismo evento, se expone que la superficie de cultivo de origen vegetal considerada necesaria por habitante es de 0,57 hectáreas por persona y año en el ámbito español. Si sumamos la superficie necesaria para cultivar los cereales y las legumbres (1,45 hectáreas por persona y año), e incluimos también la superficie para obtener carne (0,27 hectáreas) y pescado (0,41 hectáreas), da un total de 2,13 hectáreas por persona y año. Para ilustrar un ejemplo de la dimensión de la superficie equivale a decir que la superficie del Paseo de Gracia de Barcelona, si fuera cultivada, alimentaría sólo a 27 personas. Otro dato interesante es observar el origen de los productos, en Mercabarna tan sólo el 7,6% de los productos provienen de la provincia de Barcelona (la mayoría son hortalizas). En el espacio metropolitano sólo se produce anualmente el 11% de las frutas y el 20% de las hortalizas que se consumen. Todo el resto se importa de otros lugares de España y/o del extranjero.
Un reflejo de esta dinámica de cambios se manifiesta sobretodo en mayor intensidad en zonas peri urbanas. La agricultura en estos espacios ha o había actividad agrícola más o menos estructurada dedicada a producciones para abastecer ciudades cercanas. Muy influenciada por la evolución de la sociedad más industrializaba, y terciarizaba, provocó que haya perdido peso y sea más vulnerable a los cambios. Muchas veces la insostenibilidad tanto económica como financiera de dichas empresas obliga/ó a plantearse nuevas estrategias, que muchas veces podríamos decir que desaparece un estilo de producir y el mismo tiempo un estilo de vida. Los productores están casi obligados a considerar cómo hacer frente el fenómeno de la concentración del comercio minorista de la gran distribución organizada que se reproduce en todas partes.
El asociacionismo productivo es un intento de reacción. Pero como señalan trabajos (Encinas, B. – Calatayud, E., 2010) las cooperativas hortofruticulturas hay una excesiva atomitzación y son una de sus principales debilidades con importantes puntos de mejora. El director del Centro de Investigación en Economía y Desarrollo Agroalimentario (CREDA) (LaVanguardia, 2011) cree que la apuesta por un mayor tamaño para abaratar costes y competir en precio es sólo una de las estrategias para seguir siendo viable en el campo, la otra pasa por diferenciarse, buscando nichos de mercado como las denominaciones de origen, la calidad, las variedades tradicionales o la ecología". Para Joan Caball, coordinador nacional de Unió de Pagesos sólo la segunda opción es viable en Catalunya, donde el precio de la tierra no está relacionado con sus usos agrarios sino con su potencial urbanístico "¿Quién puede aquí crecer comprando tierras? Sólo queda ganar potencial económico apostando por la calidad, por la variedad, siendo pioneros". La respuesta del productor, según (Namesny, 2012) define como una agricultura moderna que cambia la idea de la distribución de los productos tortícolis, del campo a la mesa. Es la respuesta a la demanda de alimentos: fresco, bueno, sano, bonito y con un buen precio. Podríamos decir a una agricultura más eficiente y cercana a un mercado exigente utiliza variedades adaptadas al territorio y / o gusto los consumidores.
En áreas de mayor población, Madrid y Barcelona, o otros centros urbanos como Valencia, Alicante-Murcia; o Sevilla – Cádiz - Málaga y en el País Vasco emerge en distintos grados de dinamismos modelos de una agricultura más vertical, una relación más fuerte entre el productor - distribuidor – comercialización, es como si el comercio minorista de frutas y verduras se trasladara al campo. De estos modelos aparecen distintos negocios en la venta directa fragmentando la oferta con canales de comercio más cortos, o creando nuevos formatos de retail. También emerge prácticas agrícolas como actividad de ocio, ya sea en terrazas de casas o pequeños huertos que poco a poco han ido ocupando el paisaje. Todas las modalidades de agricultura urbana no tienen una adscripción social, ni representan una generación, se mueven por una ideología de consumir productos locales y en seguridad alimentaria. Sin entrar a discutir su viabilidad económica de dichos modelos la mayoría de las explotaciones productivas son de un alto minifundio, de dimensión reducida y cultivos de regadío, cítricos, frutales , vid y hortalizas.
Comprar y comer lo que hay cerca. Acortando distancias entre la tierra y el fogón, pero ¿ podemos preguntar esto es una moda? A continuación exponemos en valor las implicaciones sobre la compra local y su procedencia geográfica y su revolución.
  • Ahora los compradores en las tiendas de alimentación “quieren saber qué hay detrás de los productos" (materias primas, proceso de elaboración, trazabilidad, etc.) por eso, se potencia a contar historias seductoras a los consumidores sobre el cómo son las empresas, de las fincas, las variedades, o de los procesos y sobre los productos que fabrican o se venden, en las tiendas, además la gente necesitará ideas de cómo usarlos.
  • Aumento de la conciencia sobre la salud de los alimentos es en sí misma una de las razones por qué los agricultores urbanos prefieren cultivar sus propios alimentos. La comida local tiene más frescura, un sabor mejor, y una mayor retención de nutrientes, ya que pasa a través de menos transporte y el procesamiento.
  • La comida local recorre menos distancia, lo que significa que consume menos recursos en su viaje al plato del consumidor. En 2005, un estudio de una organización de consumidores del Reino Unido definió el valor en dólares de los costos ambientales de la producción y el transporte de alimentos a través de la cadena de suministro y acuñó el término “food miles”. La premisa es que cuanto más viaja a un producto, más combustible se necesita, por lo que sus emisiones de gases de efecto invernadero son mayores. Crearon una página web www.foodmiles.com para que la gente conozca la distancia ha viajado la comida desde el lugar de origen antes de llegar al consumidor.
  • Los alimentos que viajan largas distancias tienen programas de producción en un número limitado de variedades y hacen más hincapié en la durabilidad en lugar del sabor. ¿Porqué, los españoles o canadienses, deben comer ciruelas o cerezas en Febrero? Los alimentos “made in mi país” ganan apoyo social. En Alemania y en el Reino Unido crecen en las plantaciones de fresas para recolectar en verano. La tendencia es el retorno al consumo estacional.
  • La agricultura urbana es una forma de vida centrada en la comunidad. En comunidad, se intercambia el conocimiento de cómo y por qué cultivar, el trabajo es compartido. Crece una interdependencia más fuerte dentro de las comunidades y es más probable que resulte atractivo la interacción con la comunidad en la vida cotidiana de las personas. Las redes sociales también contribuirán a defender el producto local. El vasco, francés, alemán, canadiense o argentino, hay una vuelta al consumo con menor transformación posible, fresco, mínimamente procesado y disponible para comer o cocer fácilmente.
  • La sociabilización en la artesanía productiva y con la tecnología de alimentos disponible puede dar las condiciones para innovar y para que aparezcan nuevos productos y/o servicios de productores e industrias agro-alimentarias para transformar y distribuir los alimentos, y especialmente los que se consumen en fresco. Es como una democratizar la industria alimentaria (José Miguel Herrero Velasco, 2013).
  • La agricultura urbana hace que sea más fácil para la gente a participe en la política local exponiendo problemas que afectan, y ayuden a mejorar la gestión de los vecinos. Los ordenamientos locales se convierten en relevante para la vida del día a día de las personas. El crecimiento de la agricultura urbana ya ha dado lugar a impulsos legales a gran escala como la Ley de Alimentos rural Cottage en Michigan (2010), que permite a la gente a vender legalmente ciertos productos caseros sin licencia como mermeladas y panes.
  • Promover la actividad económica de los productores y su industria agro alimentaria de la región. Puede también promover  puestos de trabajo en la producción y en las tiendas que apoyan su labor. Puede Incluso generar eventos locales exhibiendo los activos de la región, promover el turismo cultural y gastronómico de la región. Esto es lo que dice la cocinera Carme Ruscalleda, “la gastronomía consiste en comer como tus abuelos, pero en el siglo XXI”.
  • Si crece la demanda de productos locales puede llegar la distribución organizada. las tiendas de alimentos del siglo XXI serán el comercio de principios del siglo pasado y vestir con las comodidades, la higiene y los productos de mejor calidad de hoy día, y entre ellos, los alimentos locales. Y en la gran distribución habrá una mayor presencia de los productos de la región.
    Definir uno mismo sus propias políticas en agricultura y alimentación, para lograr un desarrollo más sostenible, es en gran medida una propuesta alternativa de futuro, una manera de ver modelos de agricultura sobre bases más justas.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario